Enero en la playa...

Y tu piel es blanca como esta mañana de enero, demasiado hermosa como para ir a trabajar. Sin pestañear hablamos con el jefe un cuento chino y, como niños, nos volvemos a acostar. Se supone que debía ser fácil... ¿Tienes frío? Yo te tapo. Pero a veces lo hago un poco difícil. Perdón. Suerte que tú ríes y no te enfadas, porque eres más lista y menos egoísta que yo. ¿Todavía tienes frío? Bueno, cierra los ojos un minuto que te llevo a un lugar. Imagina una calita, yo te sirvo una clara.
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