A excepción del primer óleo, “El rescate“ de Emile Munier 1840 - 1895, el resto se trata de una pequeña representación de la maravillosa obra de Bouguereau. Asombra el exquisito modo de utilizar la luz, las delicadas formas de sus mujeres y querubines, siempre de rasgos dulces, amables y pechos perfectos. Mitología y religión van de la mano acercándonos a un mundo de ternura y sensualidad desmedida.