LA TRINCA. MI COLEGIO

1983 Esa bata de uniforme, deshilachada, esa cartera de cuero desvencijada, ese lóbrego colegio con mil ventanas amasijo de mocosos y de sotanas, esos pupitres tatuados, esos plumieres, esos libros de palotes, esos deberes, esa tétrica sotana de mal agüero con esa bragueta inmensa de cuerpo entero. Su misión era enseñarnos declinaciones y arrearnos bofetadas y coscorrones, y glosar todos los mártires del santoral y formarnos el espíritu nazi-onal. Venid y vamos todos con flores a María. Que buenos son los padres escolapios, que buenos son que nos llevan de excursión. Que viva España y su tradición y los padres escolapios que nos dan la educación. De Isabel y Fernando el espíritu impera moriremos besando la sagrada bandera. Ave , Ave, Ave Maria Ave , Ave, Ave Maria Ese mayo, mes de María, esos rosarios, ese mogollón de estampas y escapularios, esa colecta del Domund, esos millones para bautizar infieles en las misiones. “Las manos sobre el pupitre“ nos repetían, “Esas cosas dejan ciego“ nos advertían, “Hay que ser puros y castos“ nos predicaban mientras con la mano tonta nos magreaban. Ese aroma de pizarras, confesionarios, de lápiz, piel de naranja y de urinarios. Presidia un crucifijo nuestras lecciones y colgaban a sus lados, los dos... ladrones.
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