Rectificar es de sabios

Acaso por eso hay tan pocos sabios, porque nadie rectifica. ¡Qué mala cosa es la soberbia! Hoy reflexionando en un aniversario del 11-M donde perdí a un amigo, me venía a la mente el deseo de justicia, de que se reconozca el mal que se ha hecho, de que salgan los responsables de tanto sufrimiento. Pero Dios tiene su tiempo que no es el nuestro, algunos quieren ya esa justicia. Por suerte la infinita justicia de Dios se combina muy bien con su infinita misericordia, así que lo importante es cultivar un corazón puro, que es lo que Dios ve, y dejarse de aparentar, del postureo. No se busca la aclamación del pueblo sino cumplir la voluntad de Dios, siempre y en todo.
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